Cuando yo era pequeña mi madre me enviaba a la tienda del barrio donde podías encontrar de todo, desde manzanas a cordones de zapatos. Llevaba un cesto de paja forrado por dentro, si comprabas huevos, los envolvían en papel de revistas o periódicos pasados de fecha, lo hacían de forma que quedaba un paquete compacto. Recuerdo comprar el vinagre, el aceite a granel llevando la botella.
Entonces devolvías el envase en las botellas lo marcaban embase retornable, si la botella se te rompía, bastaba con llevarle el cuello de esta para que te la pudiesen canjear…de pronto me acostumbro a las bolsas de plástico, ya que compres lo que compres te lo colocan en ese nueva y entonces futura bolsa de plástico, te colocan la compra dentro, en un gesto rápido te juntan y colocan las asas girándola en tu dirección por cortesía para que la puedas coger cómodamente; ahora hay que volver a los tiempos… Hay que olvidarse de las bolsas y si te has dejado tu cesto en casa, te toca pagar aquello a lo que te acostumbraron gratuitamente sin tu pedirlo.